miércoles, 7 de octubre de 2015



Durante mucho tiempo hemos atribuido a los gèrmenes, el clima o la comida que comemos la causa de nuestras enfermedas; sin embargo, muchos de nosotros somos inmunes a una epidemia de influenza, algunos disfrutan alborozados la sensaciòn que provoca un viento frìo, y otros pueden comer queso y beber cafè negro tarde por la noche, sin consecuencias nocivas. Nada en la naturaleza puede dañarnos cuando estamos felices y en armonìa; por el contrario, toda la naturaleza està allì para que la utilicemos y la disfrutemos. Sòlo cuando permitimos que la duda y la indecisiòn, depresiòn o el miedo se deslicen insidiosamente en nosotros, es que nos tornamos vulnerables a las influencias externas.
Fuente: Bach por Bach. Dr. Edward Bach

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